miércoles, 18 de diciembre de 2013

Las torres miradores gaditanas, una ventana hacia el mar

Jorge L. Alonso

Desde su fundación hace 3000 años por los fenicios, la ciudad de Cádiz ha vivido mirando al mar. La pesca y el comercio marítimo han sido las principales actividades de los gaditanos desde siempre. La situación estratégica de la urbe la sitúo entre las ciudades más importantes de la Hispania romana, llegando a ser la segunda ciudad más poblada de todo el Imperio. Con la caída de la civilización romana vivió Cádiz un periodo de decadencia, que se prolongó hasta el descubrimiento de América. El comercio con el nuevo mundo devolvió a Cádiz el esplendor que había gozado en la antigüedad. Esplendor que alcanzó su punto álgido a finales del siglo XVII y, sobre todo, durante el siglo XVIII, cuando Felipe V trasladó a la ciudad gaditana el monopolio del comercio con América.

Vista de Cádiz desde lo alto de la Torre Tavira

En esta época numerosos comerciantes venido de diversos lugares se establecieron en Cádiz, dando un nuevo aspecto urbano y arquitectónico a la ciudad. La ciudad pasó de 2000 habitantes en 1605 a 70000 a principios del siglo XIX. De esta tiempo son las fantásticas torres miradores, atalayas situadas en las azoteas de las casas de los mercaderes gaditanos para poder observar el tráfico marítimo de la bahía, la llegada de sus barcos o la de barcos de la competencia, incluso amenazas. De las 160 torres que se reflejan en la maqueta de Cádiz de finales del siglo XVIII, aún se conservan 129, como recuerdo del siglo de oro gaditano.

Se aprecian cuatro tipos de torres miradores: las torres de terraza, las torres de sillón, las torres de garita y las torres mixtas, que mezcla elementos de las torres de sillón y de garita.

Las torres de terraza

Este tipo de torres se caracterizan por ser de planta cuadrada o rectangular y por su azotea plana. La torre-vigía más importante de Cádiz pertenece a este estilo: la torre Tavira. Situada en el punto más alto de la ciudad, esta torre se eleva 45,53 metros por encima del nivel del mar. Su magnífica altura le valió para ser nombrada en 1778 torre mirador oficial del puerto gaditano. Perdida su función de vigía, la Torre Tavira acoge actualmente una cámara oscura, que a través de un sistema de espejos permite una magnífica visión de todo Cádiz, y desde su azotea, se permite una de las vistas más bellas de la ciudad de Cádiz.

La Torre Tavira, que recibe su nombre de su primer vigía: Antonio Tavira
Fuente: laciudad.cadiz.es
Las torres de sillón

Este tipo de torres presentan una planta similar a las anteriores, pero en su azotea se levante un último cuerpo que suele ocupar, más o menos, la mitad del espacio, permitiendo así una mayor altura sin añadir demasiado peso a la estructura.

Torres de sillón en la gaditana calle Libertad, junto al mercado de abastos

Las torres de garita

Las torres de garita son las más habituales en el cielo gaditano. Presentan la misma planta que las dos anteriores, pero se caracteriza porque en la azotea se levanta una garita, un pequeño cuerpo poligonal normalmente acabado en una cúpula, pero que también puede tener una finalización cuadrada. Estas garitas permitían a los vigías resguardarse en los días de lluvia, mientras observaban la llegada de los barcos a través de pequeños óculos en la gaita, en los cuales se insertaba el catalejo.

Torre en cuya garita se puede apreciar perfectamente los óculos

Las torres mixtas

Este tipo de torres suponen una mezcla de los dos estilos anteriores: el tipo de sillón y la garita. Es decir, en lo alto de la azotea se levanta un cuerpo suplementario y, sobre éste, una garita. Sólo se conserva una torre de este tipo, en el número 12 de la calle José del Toro, en pleno centro gaditano.

La Bella escondida, una torre muy particular

Precisamente en la misma calle José del Toro se levanta una torre muy particular dentro del conjunto de atalayas gaditanas. Se trata de una torre que ha pasado a la historia con el sugerente nombre de la Bella Escondida, pues es imposible vislumbrarla desde la calle, sólo se hace visible desde lo alto de una torre o azotea. Esta torre ha pasado a formar parte del imaginario colectivo gaditano, dando incluso nombre a una agrupación del carnaval de Cádiz en 2006. 

La Bella Escondida
Fuente: http://blogs.grupojoly.com (foto de Fernando Santiago)

Lo que diferencia a este torre del resto de torres-vigías gaditanas es su forma, pues presenta una planta octogonal y una decoración cromática muy particular, además de pilastras y columnas de adornos. Pero no es esto lo único que le diferencia del restos de atalayas. Según el actual dueño del edificio donde se levanta esta torre, en el número 13 de José del Toro, el sevillano Manuel Morales de Jodar. Esta torre no nació con el propósito de vigilar el tráfico marítimo del puerto de Cádiz, sino para ser observada por la hija de su dueño y que le diera fuerzas en su reclusión en un convento cercano.

Las torre-vigía se vinieron construyendo en Cádiz desde finales del siglo XVII y este tipo de construcciones fueron muy habituales durante todo el siglo XVIII hasta 1792, cuando las ordenanzas municipales prohibieron levantar torres de tanta altura para evitar derrumbamientos. Perdida su función de vigía en el siglo XIX, cuando las colonias accedieron a su independencia y pudieron hacer negocias con otros países, algunas sufrieron algunos cambios para adaptarlas a los nuevos tiempos, como la colocación de cristales para dar mayor luz a la casa o la transformación de los acabados de la cúpulas.

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